Salud mental, una llamada a la reflexión
La pandemia del Covid-19 ha afectado a la salud mental de muchas personas y ha abierto un debate sobre su importancia en los indicadores de salud generales. El 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental y hemos querido reflexionar sobre su relación con las enfermedades de la piel.
“Atención de salud mental para todos: hagámosla realidad”. Este se el lema escogido este año para celebrar el Día Mundial de la Salud Mental. Este año protagonizado por las graves consecuencias que el Covid-19 ha tenido sobre las personas.
Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) ponen el foco en grupos especialmente vulnerables, como quienes ya tenían algún trastorno mental previo, las víctimas de violencia, los que han sufrido aislamiento, separaciones y/o duelos debido a la covid-19, los que están en riesgo de pobreza infantil, y los niños migrantes y solicitantes de asilo.
Se trata de una de las áreas más desatendidas de la salud pública. A pesar de esto, desde la OMS se muestran optimistas.
Durante la Asamblea Mundial de la Salud de mayo de 2021 -aseguran desde la OMS-, los gobiernos de todo el mundo reconocieron la necesidad de ampliar los servicios de salud mental de calidad a todos los niveles”. Y, a su juicio, hay que aprovechar este reciente protagonismo de la salud mental para revindicar la importancia que merece.
Por su parte desde Unicef insisten en proteger a los adolescentes. Según sus datos, uno de cada siete adolescentes en el mundo tiene un problema mental diagnosticado y cada año se suicidan 46.000 adolescentes en el mundo. Una problemática que se ha visto acentuada como consecuencia del Covid-19.
Salud mental y enfermedades de la piel
Las personas que padecen vitíligo, psoriasis, o dermatitis, entre otras enfermedades de la piel, tienen un 20% más de probabilidades de tener algún trastorno mental, frecuentemente de depresión y/o ansiedad.
De hecho, según los datos que maneja la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), alrededor del 30% de los pacientes que acuden por primera vez al dermatólogo tienen algún trastorno ansioso-depresivo.
En el caso del vitíligo, muchos diagnósticos se producen durante la adolescencia, una etapa especialmente vulnerable con un gran impacto en la autoestima y miedo al rechazo social.
Los especialistas insisten en la importancia de buscar apoyo psicológico en los casos en los que sea necesario.