Alergia al polen y consecuencias para la piel
La alergia al polen provoca una respuesta inmunológica exagerada que se manifiesta en diversos órganos del cuerpo, entre ellos la piel. Los pacientes con psoriasis o con dermatitis atópica son especialmente sensibles ante los alérgenos primaverales.
El polen puede producir en las personas alérgicas urticaria, erupciones, picores y causar molestias en la piel. Sobre todo para las personas que padecen alguna enfermedad de la piel como psoriasis y dermatitis.
En el caso de la psoriasis, por ejemplo, al irritarse la piel, se incrementa el rascado y con él se agrava el estado de las placas de psoriasis.
Por su parte, las personas con dermatitis, al tener la barrera cutánea debilitada, son más vulnerables frente a los alérgenos, que provocan más brotes de atopía.
Consejos para psoriasis y dermatitis en primavera
La alergia al polen puede producir dermatitis de contacto alérgica, sobre todo en las zonas expuestas (piernas, brazos, etc.). De hecho se estima que este tipo de dermatitis representan entre el 3 y el 5% de las consultas en dermatología estos meses primaverales.
Para prevenirla se recomienda evitar las salidas al exterior en los días en los que los niveles de polinización son altos. Y a ser posible esquivar las horas de mayor incidencia (de 5 a 10 de la mañana y de siete a diez de la noche).
Otro consejo a tener en cuenta es cambiarte de ropa y ducharte al llegar a casa. Y evitar tender la ropa a secar en el exterior.
Procura también llevar gafas de sol y utilizar prendas elaboradas con tejidos naturales, evitando los sintéticos.
Y para la higiene diaria utiliza jabones syndet y evita frotar la piel con la toalla a la hora de secarla. Asimismo, refuerza la hidratación con soluciones específicas en función de las características de tu piel. En caso de duda, pregunta a tu dermatólogo.